La esperanza es el estado de ánimo en el cual se cree que
aquello que uno desea o pretende es posible. Ya sea a partir de un sustento lógico o en base a la fe, aquella persona
que tiene esperanza considera que puede
conseguir algo o alcanzar un determinado beneficio. Asimismo todas las personas suelen
aferrarse a la esperanza cuando se encuentran en una situación complicada. En
esos casos, la esperanza ayuda a no caer en la depresión, ya que la
persona o personas, confían en la pronta solución o mejora de dicha situación. Esa
confianza actúa como estímulo y aporta fuerza y tranquilidad. Así como el rojo es el color de la pasión y el
blanco es el color que identifica a la pureza, el color de la esperanza es el VERDE. Es una de las tres virtudes teologicas (junto a la fe y la caridad). Para la teología cristiana, es la virtud que capacita
al hombre para tener confianza de alcanzar la vida eterna con ayuda de Dios.
Según
el diccionario de la Real Academia Española, la esperanza es:
3ª persona
singular (él/ella/usted) presente indicativo
2ª persona
singular (tú) imperativo
2ª persona
singular (vos) imperativo
f. Confianza
en que ocurrirá o se logrará lo que se desea.
Objeto o persona en la cual se confía para obtener lo que se desea.
Objeto o persona en la cual se confía para obtener lo que se desea.
Virtud
teologal por la que se espera con firmeza que Dios dé los bienes que ha
prometido. Esperanza de vida
Edad media que se espera que alcance un individuo o un conjunto de ellos. Tener
esperanzas, confianza en obtener lo que se desea.
Es una virtud,
en su sentido más teológico, pero también es una necesidad que dota de sentido
la existencia. Es probablemente, uno de los conceptos básicos para el ser
humano en su relación con el sentido de la existencia. El dicho “La
esperanza es lo último que se pierde” hace alusión a esa expectativa inevitable
que comprende las pequeñas y grandes cosas que sirven de sostén espiritual y
también material, para seguir avanzando
en la vida y superar los obstáculos que esta nos presenta.
Por otra parte, siempre decimos que
el presente es lo único real, puesto que el pasado ya ha dejado de existir y el
futuro es tan impredecible como inseguro. Aún así, el presente perdería buena
parte de su sentido, si no llevara sobrentendido el carburante de futuro, que está representado por la esperanza. Es una inversión de ilusiones y
expectativas que debe trabajarse desde el presente. Solo así se dota de
significado y se obtienen los frutos en el futuro. Y es que el futuro, por su
propia incerteza, se convierte en una necesidad en la que debemos creer.
A pesar de sus significados
positivos, la esperanza también puede tener relaciones negativas. Se puede
pensar que algún día nos puede tocar la lotería, ciertamente, pero sería muy
iluso condicionar el futuro a expectativas tan poco realistas y, por supuesto,
tan ajenas a la realidad de las personas. La esperanza en positivo debe verse
como una actitud, como un modo de ver la vida. Cuando la esperanza se deposita
en cualquier situación deseada o deseable, la actitud no puede ser otra, que la de trabajar hasta convertir este
objetivo en una realidad que se forme en un presente que al final alcanzaremos;
un objetivo en el que nunca se debe dejar de creer, por más que las
circunstancias parezcan indicar lo contrario. La esperanza inactiva, por el
contrario, solo espera que las cosas ocurran, lo que a la postre es una actitud
que solo conduce a la mediocridad, cuando no a la deriva. En la fe también encontramos un aparato de
esperanza, de la misma forma que en la esperanza, también posee un componente
de fe. Pero en este último caso se trata de fe en uno mismo. La esperanza que
lleva implícita la fe, sin embargo, está depositada en aspectos externos y
ajenos a la capacidad de la persona para incidir de alguna manera sobre ellos.
Y aún así, decimos y creemos en que “la fe mueve montañas”. Esta depositada
en un ente superior (Dios) se convierte en un elixir contra el vacío que muchas
veces nos agarra o nos envuelve, en la necesidad de creer que existe alguien
que vela de alguna forma por nosotros. No cabe duda de que la fe es un motor de
primer orden en la vida de muchas personas. Es una esperanza depositada en un
ente superior e incuestionable. Pero de la misma manera que esta actitud es
válida para muchas personas, no es menos cierto que en buena medida se sustenta
en el miedo y la incertidumbre, ya que estos son los parámetros sobre los que
se han regido muchas religiones.
De lo anterior deducimos, el
que debemos planificarnos o planearnos. Dichos conceptos los define el
diccionario como: La planificación, la planeación o el planeamiento, es el proceso metódico
diseñado para obtener un objetivo determinado. Esto implica tener uno o varios
objetivos a realizar junto con las acciones requeridas para terminar
adecuadamente. Otras definiciones, nos dicen que "La planificación es un proceso de toma
de decisiones para alcanzar un futuro deseado, teniendo en cuenta la situación
actual y los factores internos y externos que pueden influir en el logro de los
objetivos". Esta va de lo más simple a lo complejo, dependiendo el medio a
emplear. La acción de planear en
la gestión se refiere a planes y
proyectos en sus diferentes ámbitos, niveles y actitudes. Estas palabras planeación y planeamiento, se utilizan
en los países hispanos para describir a lo mismo. La planificación
cumple dos propósitos principales en las organizaciones:
el protector y el afirmativo. El propósito protector consiste en minimizar el riesgo
reduciendo la incertidumbre que rodea al mundo de los negocios
y definiendo las consecuencias de una acción
administrativa determinada. El propósito afirmativo de la planificación
consiste en elevar el nivel de éxito
organizacional. Un propósito adicional de la planificación consiste en
coordinar los esfuerzos y los recursos
dentro de las organizaciones. Se ha dicho que la planificación es como una
locomotora que arrastra el tren de las actividades de la organización,
la dirección
y el control.
Por otra parte, se puede considerar a la planificación como el tronco
fundamental de un árbol, del que crecen las ramas de la
organización, la dirección y el control. Sin embargo, el propósito
fundamental es facilitar el logro de los objetivos
de la empresa.
Implica tomar en cuenta la naturaleza
del ámbito futuro en el cual deberán ejecutarse las acciones
planificadas. Es un proceso
continuo que refleja los cambios del ambiente
en torno
a cada organización y busca adaptarse a ellos. Uno de los resultados más
significativos del proceso de planificación es una estrategia
para la organización. Planificar significa que los
ejecutivos estudian anticipadamente sus objetivos y acciones, y sustentan sus
actos no en corazonadas sino con algún método,
plan
o lógica.
Los planes establecen los objetivos de la organización y definen los procedimientos
adecuados para alcanzarlos. Además los planes son la guía para que:
·
La
organización obtenga y aplique los recursos para lograr los objetivos.
·
Los
miembros de la organización desempeñen actividades y tomen decisiones
congruentes con los objetivos y procedimientos escogidos, ya que enfoca la atención
de los empleados sobre los objetivos que generan resultados.
·
Que pueda
controlarse el logro de los objetivos organizacionales.
Asimismo, ayuda a fijar prioridades,
permite concentrarse en las fortalezas de la organización, ayuda a tratar los problemas
de cambios en el entorno externo, entre otros aspectos. Así como también existen varias fuerzas que pueden afectar a la
planificación: los eventos
inesperados, la resistencia
psicológica al cambio
ya que ésta acelera el cambio y la inquietud, la existencia de insuficiente información,
la falta de habilidad en la utilización de los métodos
de planificación, los elevados gastos
que implica, entre otros. Se trata de construir un futuro
deseado, no de adivinarlo.
Existen diferentes clasificaciones
acerca de la planificación. Los gerentes usan dos tipos básicos de
planificación. La planificación estratégica y la planificación operativa. La planificación
estratégica está diseñada para satisfacer las metas generales de la
organización, mientras la planificación operativa muestra
cómo se pueden aplicar los planes estratégicos en el quehacer diario. Los
planes estratégicos y los planes operativos están vinculados a la definición de
la misión
de una organización, la meta
general que justifica la existencia de una organización. Los planes
estratégicos difieren de los planes operativos en cuanto a su horizonte de tiempo,
alcance y grado de detalle. La planificación estratégica es planificación a
largo plazo que enfoca a la organización como un todo. Muy vinculados al
concepto de planificación estratégica se encuentran los siguientes conceptos:
a) estrategia, b) administración
estratégica, c) cómo formular una estrategia.
·
Estrategia: es un plan amplio,
unificado e integrado que relaciona las ventajas estratégicas de una firma con
los desafíos del ambiente y se le diseña para alcanzar los objetivos de la
organización a largo plazo; es la respuesta de la organización a su entorno en
el transcurso del tiempo, además es el resultado final de la planificación
estratégica. Asimismo, para que una estrategia sea útil debe ser consistente
con los objetivos organizacionales.
·
Administración estratégica: es el
proceso que se sigue para que una organización realice la planificación
estratégica y después actúe de acuerdo con dichos planes. En forma general se
piensa que el proceso de administración
estratégica consiste en cuatro pasos secuenciales continuos: a) formulación de
la estrategia; b) implantación de la estrategia; c) medición
de los resultados de la estrategia y d) evaluación
de la estrategia.
·
Cómo formular una estrategia: es un
proceso que consiste en responder cuatro preguntas básicas. Estas preguntas son
las siguientes: ¿Cuáles son el propósito y los objetivos de la organización?,
¿A dónde se dirige actualmente la organización?, ¿En qué tipo de ambiente está
la organización?, ¿Qué puede hacerse para alcanzar en una forma mejor los
objetivos organizacionales en el futuro?
La planificación operativa consiste en formular planes a
corto plazo que pongan de relieve las diversas
partes de la organización. Se utiliza para describir lo que las diversas partes
de la organización deben hacer para que la empresa tenga éxito a
corto plazo y puede clasificarse, según sus propósitos en tres tipos que son:
a) Planificación Operativa, b) Planificación Económica y Social, c)
Planificación Física o Territorial.
Y según el período que abarque puede ser: a) de corto plazo, b) de Mediano
plazo, c) de largo plazo. Planificación Operativa o Administrativa: se ha
definido como el diseño de un estado
futuro deseado para una entidad y de las maneras eficaces de alcanzarlo. Planificación
Económica y Social: puede definirse como el inventario de recursos y
necesidades y la determinación de metas y de programas que han de ordenar esos
recursos para atender dichas necesidades, atinentes al desarrollo económico y
al mejoramiento social del país. Planificación Física o Territorial: podría ser
definida como la adopción de programas y
normas adecuadas,
para el desarrollo de los recursos naturales, dentro de los cuales se incluyen
los agropecuarios, minerales y la energía
eléctrica, etc., y además para el crecimiento de ciudades y colonizaciones o
desarrollo regional rural. Planificación de corto plazo: el período que cubre
es de un año. Planificación de mediano plazo: el período que cubre es más de un
año y menos de cinco. Planificación de largo plazo: el período que cubre es de
más de cinco años, los planes se pueden clasificar también de acuerdo al área
funcional responsable de su cumplimiento: Plan de Producción, Plan de Mantenimiento, Plan de mercadeo, Plan de Finanzas, Plan de
Negocios.
Los procedimientos son reglas que establecen la forma
convencional de organizar actividades para cumplir una meta. Ejemplo: cierre de
un ejercicio comercial.
Los métodos son formas sistemáticas y estructuradas para realizar actividades en forma eficiente. Las normas son regulaciones estrechas que definen con detalle los pasos y acciones para realizar actividades repetitivas. Hoy en día las posibilidades de realizar un buen planeamiento se han visto favorecidas por el desarrollo de la informática (software y hardware), que han mejorado u optimizado la capacidad para generar, almacenar, procesar y transportar información. Sin embargo la tecnología por sí sola no es suficiente. Se debe saber utilizarla y la cultura de las personas o empresas deberán estimular las innovaciones y los cambios armoniosos que producen la integración de la tecnología y la información.
Los métodos son formas sistemáticas y estructuradas para realizar actividades en forma eficiente. Las normas son regulaciones estrechas que definen con detalle los pasos y acciones para realizar actividades repetitivas. Hoy en día las posibilidades de realizar un buen planeamiento se han visto favorecidas por el desarrollo de la informática (software y hardware), que han mejorado u optimizado la capacidad para generar, almacenar, procesar y transportar información. Sin embargo la tecnología por sí sola no es suficiente. Se debe saber utilizarla y la cultura de las personas o empresas deberán estimular las innovaciones y los cambios armoniosos que producen la integración de la tecnología y la información.
En nuestro país, parece más que necesario instrumentar
este tipo de metodologías. No son muchas las empresas, consultoras o personas que se dedican a estos temas o que cuentan con
los profesionales preparados para tales fines. Pero como dice el dicho
"una imagen vale más que
mil disculpas" por lo tanto cuidarla se torna imprescindible, claro que no
solo para la imagen sino también para los negocios o para las personas.
Por otra parte, es una herramienta de posicionamiento anticipado que
permite a la organización saber las amenazas y oportunidades para ganar clientes, posicionar,
lanzar y/o retirar productos, en síntesis anticiparse y
adecuarse a los cambios del mercado y de la sociedad. Para terminar
no hay que olvidar que la calidad de un trabajo
de planificación no se mide por la capacidad de hacer predicciones correctas,
sino por el cuestionamiento de los modelos mentales y la
transformación de las personas implicadas, el desarrollo de sus habilidades
para la coordinación y la
concertación de estrategias, y el estímulo
a la instrucción y los procesos cognitivos que
nos lleven a comprender y conducir una acción eficaz, en beneficio de los
hombres del mañana.
Por todo lo anterior podemos concluir que si
una organización o persona, aspira a permanecer sana debe plantearse objetivos
realistas. La planificación está comprometida en la fijación de los objetivos
de la organización y en las formas generales para alcanzarlos. La opción frente
a la planificación es la actividad aleatoria, no coordinada e inútil. Los
planes efectivos son flexibles y se adaptan a las condiciones cambiantes del
día a día. Toda Persona, empresa u organización que desee SURGIR, deberá
planificarse.
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